Cuando hablamos de personas, ¿qué es “normal”?

En este primer post no te voy a hablar de accesibilidad digital porque el primer paso para entender Tinta inclusiva es reflexionar sobre qué es la discapacidad.

Hace un tiempo se cruzó en mi camino una cita anónima que produjo precisamente ese efecto en mí, plantearme el significado real de la palabra “discapacidad”:

“La discapacidad no es otra cosa que nuestra incapacidad para entender que todos tenemos capacidades diferentes.” Anónimo.

Y es que para entenderla en toda su dimensión es necesario ver la discapacidad de una manera diferente, como una construcción social que provoca desajustes entre las necesidades de las personas y el entorno, un servicio o un producto.

Cualquiera puede experimentar discapacidad cuando el diseño, el entorno, la actitud o la estructura social lo excluye de participar plenamente y esto es más habitual de lo que podemos pensar, si tenemos en cuenta la diversidad de los 7,4 billones de personas que compartimos este mundo.

Cuando hablamos de personas no hay nada “normal” porque la interacción con las cosas que nos rodean depende fuertemente de lo que podemos ver, escuchar, decir y tocar. El error es pensar que todo el mundo tiene esos sentidos y habilidades al 100%, que es lo que genera que podamos ignorar a gran parte de la humanidad.

El concepto de discapacidad ha evolucionado de ser un atributo personal  en un contexto de salud, como una limitación o falta de habilidad fruto de un deterioro o deficiencia, a ser algo que depende de la interacción entre las capacidades del cuerpo de una persona y las características de la sociedad y entorno en el que vive.

Es precisamente esta compleja interacción lo que provoca que existan diferentes tipos de discapacidad: permanente, temporal y situacional. Por ejemplo, una persona puede sufrir una discapacidad auditiva permanente como es la sordera, temporal por una infección de oído o situacional por encontrarse en un ambiente ruidoso.

Imagínate que estás en una cafetería con alta contaminación acústica y quieres escuchar una noticia de última hora que están emitiendo en televisión. Estás de suerte, en la pantalla aparecen subtítulos y puedes consumir el contenido de la noticia a pesar del ruido.

Este es solo un ejemplo de que la accesibilidad beneficia a todas las personas, no solo a las que viven con algún tipo de discapacidad permanente.

La discapacidad abarca un espectro muy amplio y es nuestra responsabilidad, como creadores de contenido, saber cómo nuestros diseños afectan a esta interacción, fomentar la empatía y reconocer los puntos de exclusión para poder generar experiencias inclusivas, esto es Tinta inclusiva.